El “Sud-Ouest Authentique” está lleno de pueblos y pequeñas ciudades con encanto, de carácter rural, calles medievales, mercados locales y arquitectura tradicional. La región ofrece un ambiente tranquilo e invita a pasear por una arquitectura medieval prácticamente intacta y a recorrer los pueblos para empaparse de su ambiente auténtico. Este destino también cuenta con numerosas bastidas como Lauzerte y Monflanquin. Las bastidas son pequeñas ciudades, o pueblos, construidos en la Edad Media; a veces fortificados y diseñados mediante un plano cuadriculado en torno a una plaza central rodeada de soportales.
Esta antigua ciudad galorromana tiene mucho que ofrecer. Empezando por la catedral de Sainte-Marie, declarada Patrimonio Mundial de la UNESCO en la categoría del Camino de Santiago de Compostela.
¡No se pierda sus espléndidas vidrieras, sus dos órganos, su coro y su sillería! Si se pasea por el casco histórico de Auch, atrévase a subir los 354 peldaños de la escalera monumental en lo alto de la cual se encuentra la estatua del célebre D'Artagnan, a descubrir la casa de Enrique IV y a «inclinarse» ante el encanto de las pousterles, esas callejuelas muy empinadas. Las orillas del Gers y los numerosos jardines, entre ellos el Square Cuzin, reconocido como «jardín notable», invitan a pasear…
¿Y para los amantes de la cultura? Auch le invita a visitar el Musée des Amériques – Auch, famoso por su segunda mayor colección de arte precolombino de Francia, o el Circa para descubrir la programación circense en curso. En octubre, en su festival se dan cita artistas procedentes de todo el mundo. Festivales de música, cine y humor, grandes mesas gastronómicas... ¡Hay para todos los gustos!
Por no hablar de los mercados de productores, los cafés, restaurantes y tiendas. Auch, una ciudad en el campo con una excelente calidad de vida.
Montauban es un destino emblemático que cuenta con destacadas riquezas históricas que la hacen merecedora del sello de Gran Sitio de Occitania y de la marca de excelencia de Ciudad de Arte e Historia. Los numerosos bienes considerados monumentos históricos o inventariados como tales dan la medida de su prestigioso pasado y de su rico patrimonio arquitectónico.
En el corazón de Montauban, los visitantes descubrirán murallas cargadas de historia, testigos de siglos pasados y de los acontecimientos clave que conformaron la ciudad. La destacada arquitectura de los edificios antiguos, como la Place Nationale con sus elegantes soportales y la impresionante catedral de Notre-Dame-de-l'Assomption contribuyen a empaparse de la historia y el arte de Montauban.
Pero Montauban es mucho más que su patrimonio urbano. La ciudad también es famosa por sus sombreados parques y jardines, que invitan a relajarse y pasear por el centro de la ciudad. Los caminos rurales son ideales para dar bucólicos paseos, a lo largo de los cuales los visitantes descubrirán los exuberantes y relajantes paisajes de la región.
Montauban destaca por ser una «ciudad en el campo», que combina el encanto y la riqueza cultural de una ciudad histórica con la tranquilidad y la belleza natural de sus alrededores. Cada visitante puede apreciar esta armonía única entre historia, buen vivir y naturaleza preservada, que hace de Montauban un destino ideal para aquellas personas que buscan autenticidad y visitas enriquecedoras.
Moissac, ciudad con un rico pasado y una reputación internacional, está orgullosa de su excepcional patrimonio, en particular de la Abadía de Saint-Pierre y su claustro, declarados Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en la categoría del Camino de Santiago de Compostela. La abadía de Moissac, fundada en el siglo IX, ejerció una considerable influencia a lo largo de los siglos, atrayendo a peregrinos y visitantes de todo el mundo.
La joya de Moissac es sin duda su claustro, construido en 1100, con sus cuatro galerías adornadas con 76 magníficos capiteles tallados. Cada capitel cuenta una historia y proporciona un excepcional testimonio del arte románico y de la vida medieval.
Además de su patrimonio religioso, Moissac también resulta atractiva por su encanto natural. Con su bonito puerto deportivo, la ciudad es el punto de partida ideal para realizar excursiones por el Canal del Garona, prolongación del Canal du Midi, por el que se suceden apacibles paisajes y notables construcciones como el Puente-Canal y el Molino de Moissac.
Paseando por las orillas del canal y del Tarn, los visitantes también podrán admirar el Uvarium (lugar de degustación de vinos y zumo de uva) de estilo Art Déco, un elemento arquitectónico único en la región.
Moissac es también la capital frutícola de la región de Tarn-et-Garonne, famosa por sus uvas DOP Chasselas. La uva Chasselas, cultivada con esmero en las laderas circundantes, ocupa un lugar destacado durante las alegres fiestas que animan la ciudad en septiembre, brindándoles a los visitantes la oportunidad de descubrir y de degustar las delicias de este generoso territorio.
Moissac, con su excepcional patrimonio, su naturaleza preservada y sus tradiciones gastronómicas, promete una experiencia turística enriquecedora y llena de sorpresas.
Conocida por sus ciruelas pasas y su legendario club de rugby, el SUA LG, Agen posee numerosos tesoros. Con su tamaño compacto, la capital de Lot y Garona resulta cálida y acogedora. Se trata de una ciudad a escala humana, en la que se sabe vivir y se puede disfrutar de la gastronomía del sudoeste de Francia. En el casco histórico, las fachadas con entramado de madera de la Rue Beauville y los soportales de la Rue des Cornières, la calle comercial más antigua de Agen, conviven con los edificios de estilo haussmaniano del Boulevard de la République.
Los lugares y monumentos más bellos de la ciudad revelan toda la grandeza de su patrimonio. El puente-canal sobre el Garona, con 23 arcos de sillería, es el segundo más largo de Francia. La catedral de Saint-Caprais, declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, es un monumento majestuoso y de considerable valor histórico. El Museo de Bellas Artes posee una de las colecciones más ricas del Sudoeste, repartida por cuatro magníficas mansiones renacentistas. No se pierda el pueblo de Moirax, a pocos kilómetros al sur de Agen, declarado como paraje cluniacense y etapa del camino de Santiago de Compostela. De su priorato fundado en el siglo XI aún se conserva la iglesia de Notre-Dame. El exterior de líneas puras resulta tan excepcional como el interior, con su luminosa nave y su centenar de capiteles originales.
Visitar la región de Agen no solo es sinónimo de patrimonio y de espiritualidad, sino también de deleite del paladar. Una visita a Agen no estaría completa sin una visita al Mercado Cubierto, auténtico emblema de la gastronomía local. En él se exaltan los sabores auténticos y los productos locales, brindándoles a los visitantes la oportunidad de descubrir las delicias de la famosa ciruela pasa de Agen.
¿Sabía que…?
La fotografía en color es originaria de aquí. Louis Ducos du Hauron creció en Agen, donde inventó la tricromía. Un paseo por la ladera del Hermitage conduce hasta la panorámica que sigue siendo la primera fotografía en color del mundo, captada en 1877 por su inventor.
Con una modernidad que se adelantaba a su tiempo, las bastidas del siglo XIII supusieron una renovación de la sociedad medieval en el sudoeste de Francia. Sus trazados cuadriculados, sus plazas centrales y los fueros que las gobernaban transformaron la vida y el comercio al tiempo que las dotaban un cierto estilo de vida que aún perdura hoy en día. Las bastidas comparten un rico patrimonio que conjuga la elegancia de la arquitectura medieval con determinadas influencias locales. Los visitantes pueden admirar los mercados cubiertos, los soportales, las fachadas con entramado de madera, las iglesias y las murallas que cuentan la agitada historia de estas nuevas ciudades de la Edad Media.
La artesanía tampoco se queda atrás, con tiendas de artesanos que ofrecen creaciones únicas, desde cerámica hasta joyas y productos locales.
Los mercados locales son la manera perfecta de impregnarse de la vida cotidiana y los sabores de la región.
Por último, podrá descubrir la gastronomía de la región en la mesa de los restaurantes tradicionales, los productos del mercado y las especialidades locales que sin duda deleitarán todos los paladares. Tanto si le interesa conocer la historia, sumergirse en la cultura artesanal o degustar productos del Sudoeste, Lauzerte, Monflanquin y muchas otras bastidas de la región le brindarán una experiencia turística rica y auténtica, que conjuga patrimonio, arte y hospitalidad local.
Lauzerte, encaramado a una colina con espléndidas vistas panorámicas al campo circundante, cautiva por su ambiente medieval prácticamente intacto.
Esta bastida fundada en el siglo XII está construida en torno a la magnífica iglesia de Saint-Barthélemy y a su animada plaza central.
Los visitantes pueden pasear por sus estrechas calles desde las que se elevan fachadas con entramado de madera, descubrir los productos de arte que ofrecen los artesanos y contemplar unas impresionantes vistas desde las murallas de la ciudad.
Esta localidad, declarada uno de los "Pueblos más Bellos de Francia®", se alza directamente sobre la roca de un promontorio que domina el pequeño valle del Auzoue.
Montréal-du-Gers conserva un rico patrimonio de su pasado, con murallas fortificadas, una entrada a la ciudad bajo puerta de arco apuntado, fachadas con entramado de madera, una plaza rodeada de sólidos soportales de piedra y estrechos pasadizos que conducen a las diferentes partes de la bastida. Montreal-du-Gers también debe su notoriedad a la cercana villa galorromana de Séviac.
Monflanquin, declarado uno de los «Pueblos más bellos de Francia®», es el arquetipo de bastida, uno de los más emblemáticos y mejor conservados de la región.
Monflanquin, fundada en 1256 por Alfonso de Poitiers, hermano de San Luis, contiene magníficas huellas de su pasado: su planta ortogonal, sus carrérots (callejones), su plaza central delimitada por arcadas, la elegante fachada de la casa del Príncipe Negro, su iglesia gótica, sin olvidar la panorámica que ofrece del campo circundante desde el «Cap del Pech».
¿Quiere descubrir el secreto de su magia? Acuda al Museo de las Bastidas, situado encima de la oficina de turismo, para realizar una visita teatralizada a cargo del guía-bufón Janouille.
Auvillar, Bruniquel, Fourcès, La Romieu, Larressingle, Lauzerte, Lavardens, Monflanquin, Montréal-du-Gers, Penne d'Agenais, Pujols, Sarrant, Tournon d'Agenais y Villeréal tienen algo en común: todos son miembros del codiciado club de "pueblos más bellos de Francia®", ¡la flor y nata de los pueblos!
Bastidas, pueblos encaramados o circulares, cada uno posee su propia identidad, y todos prometen una experiencia única entre patrimonio y un apacible buen vivir.
¿Nuestros favoritos? Auvillar, Larressingle y Penne d’Agenais.
Trace su propia ruta y no dude en incluir el impresionante castillo de Bonaguil. Se trata del último de los grandes castillos medievales franceses y parece recién salido de un cuento infantil.