El excepcional patrimonio de Albi fue reconocido por la UNESCO en 2010 con la inscripción de su ciudad episcopal en el Patrimonio Mundial, en primer lugar, por su carácter histórico, pero también por su autenticidad y su notable unidad arquitectónica.
Contemplada desde la orilla derecha del Tarn, la ciudad episcopal de Albi se revela como una lograda masa, armoniosa a la vez que poderosa. Su punto culminante es la catedral de Santa Cecilia, que domina la ciudad en esa incandescencia de oro rojo que le confiere su material único: el ladrillo denominado de Toulouse, que aporta una extraordinaria coherencia visual.
En el siglo XIII, esta ciudad se estructuró en torno a la catedral y a su palacio episcopal, el Palacio de la Berbie. Su arquitectura digna de las más grandes fortalezas reflejaba el poder de la Iglesia, que salió victoriosa de la larga cruzada contra los cátaros.
La ciudad forma un conjunto urbano de 20 hectáreas con un entramado medieval que también incluye la iglesia de Saint-Salvi y su claustro (siglos XI-XIII), el Puente Viejo (siglo XI) y las orillas del Tarn. En torno a la ciudad episcopal se despliega una zona de protección de 64 hectáreas.
El conjunto Albi - Valle del Tarn está clasificado entre los Grandes Sitios de Occitania.
Los obispos de Albi hicieron las cosas a lo grande ya que Santa Cecilia es la catedral de ladrillo más grande del mundo. Sus paredes forman una impresionante estructura. Éstas poseen un espesor de 2,5 m en la base y se yerguen a 40 m de altura. A lo largo de 114 m, el edificio está coronado por la prodigiosa proyección del campanario-torreón que culmina a 78 m, es decir, 10 m más que las torres de la catedral de Notre-Dame de París.
En su interior, esta obra maestra del gótico meridional despliega unos elegantes tesoros entre los que figura, en particular, una decoración pintada que abarca casi un total de 2 hectáreas. Una cifra prosaica que no merma en absoluto la enorme dimensión espiritual de la catedral de Albi.
¿Lo sabía?
Desde la Antigüedad, el ladrillo se impuso como el principal material de construcción de la región de Toulouse, debido a sus recursos de arcilla. El ladrillo de Toulouse, fruto de una maestría aportada por los romanos, es ancho y plano, y su color oscila entre el naranja y el rosa empolvado. Sus dimensiones se han mantenido fieles al ladrillo de origen italiano. De ahí ese aire toscano que lucen Toulouse, Albi o Montauban.
El Palacio de la Berbie, contiguo a Santa Cecilia, luce un aire de ciudadela. Su construcción comenzó en 1228. Hasta los años 1300, el palacio se transformó en un auténtico castillo con torreón, torres y murallas. A partir del siglo XVII, sus fortificaciones se abrieron del lado del Tarn y el palacio se aderezó con un hermoso jardín de estilo francés en forma balcón sobre el río.
El Palacio de la Berbie debe su notoriedad al Museo Toulouse-Lautrec, instalado en él desde 1922. En él se conserva la mayor colección del mundo de obras del pintor nacido en Albi. En la década del 2000, el museo pasó por varias fases de ampliación y renovación.
Santa Cecilia cuenta con una excepcional decoración: el Último Juicio más grande de la Edad Media (1485‑1500), pintado al temple por artistas franco-flamencos.
Además, las grandes escenas pintadas de las bóvedas, sobre fondo dorado y azur, constituyen el mayor y más antiguo conjunto de pinturas italianas realizado en Francia a principios del Renacimiento (1509-1513).
Información práctica
Para preparar su visita y descubrir todos los planes interesantes, consulte el sitio web de la Oficina de Turismo de Albi.
¿Cómo llegar?
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