Características
Acceso en tren
Vaya en tren con el Occitanie Rail Tour:
Montpellier, punto de partida de este fabuloso viaje, es una escala de la línea del Mediterráneo.
el mejor momento
Primavera, Verano, and Otoño
duración
5 días
Le brindamos la posibilidad de viajar de Montpellier à Toulouse, las dos grandes metrópolis de Occitania, desmarcándose de los itinerarios turísticos y optando por rutas insólitas que recorren la costa y el Canal du Midi para luego surcar viñedos y huertos del Haut-Languedoc y desembocar, por el Tarn, en un ambiente con sabor toscano. En cada etapa, en bicicleta o en tren, podrá descubrir el corazón palpitante de Occitania.
Sus etapas serán Sète, Agde, Béziers, Bédarieux, Olargues, Mons-la-Trivalle, Courniou-les-Grottes, Labastide-Rouairoux, Mazamet, Castres, Lautrec, Albi, Gaillac, L'Isle-sur-Tarn, Rabastens y Saint-Sulpice.
En Occitania, los trenes TER están equipados con ganchos de bicicletas para que pueda viajar con su vehículo de dos ruedas y descubrir así nuevos horizontes, al ritmo de los pedales, así que... le esperamos en la estación de Saint-Roch, en dirección a Sète, para la etapa del día. El jefe de estación hace sonar su silbato. ¡Viajeros al tren! Nada más salir de la ciudad, se encontrará entre marismas pobladas de flamencos rosas. ¡Su maravilloso viaje empieza fuerte! Los paisajes se sucederán rápidamente, tanto, que en apenas 18 minutos de trayecto todo el mundo se bajará en la estación de Sète. Aquí es donde comienza su auténtica aventura. Ajústese bien el casco, póngase el short de licra y las gafas de sol... ¿continuamos?
Sète, patria de Georges (Brassens) y Paul (Valéry), es de por sí una invitación a viajar. Haga un alto para pasear por los muelles, cerca de los arrastreros, y pasarse por el mercado que desprende los aromas yodados del Mediterráneo de esta ciudad popular, acogedora y auténtica. Empápese de su mágico ambiente, luego rodee el Monte Saint-Clair por la Corniche y disfrute de una excursión guiada en kayak de mar para contemplar la «isla singular» de una manera única: ¡desde el agua! Súbase de nuevo a la bici y tome la vía verde del lido que serpentea entre viñedos, cañaverales y playas de arena fina hasta Marseillan. En ella notará la llamada del mar. ¡A un paso de las dunas podrá darse un chapuzón en sus aguas azuladas! Tentador, ¿verdad?
En Agde, diríjase al oeste por el camino de sirga del Canal du Midi para llegar a Béziers. ¡Ánimo, ya casi ha llegado (unos veinte kilómetros)!
Realmente irresistible
Entre Sète y Béziers: ¡dos visitas ineludibles por el precio de uno!
Tras explorar las 9 esclusas de Fonséranes, tome el tren de vuelta a Bédarieux donde se bajará, apenas 30 minutos después. Este pueblecito típicamente languedociano es el punto de partida de la vía verde del passa païs. Esta antigua línea de ferrocarril en desuso, ahora rehabilitada para disfrute de peatones y ciclistas, le conducirá a los pies del macizo del Caroux, dividido por las impresionantes gargantas de Héric, antes de cruzar el río Orb pasando por un bonito viaducto de estilo «Eiffel» que señala su llegada a Olargues, uno de los pueblos más bellos de Francia, tras recorrer 26 kilómetros en bici. A continuación, no se resista a disfrutar de un helado artesanal en el café-restaurante Laissac antes emprender el ascenso al peñasco hasta las ruinas de la iglesia de St-Laurent, desde la que puede contemplarse todo el lugar.
Súbase de nuevo a la bici... Y haga un nuevo alto después de 2 kilómetros en la cascada del Fréjo (una surgencia) y, si le apetece refrescarse, no dude en darse un chapuzón en el Jaur. St-Etienne d'Albagnan, Prémian, Riols… los pueblos se van sucediendo y cada uno de ellos resulta más inspirador que el anterior. La vía verde, que discurre por el sotobosque, por los huertos o por un túnel, y que a veces domina el valle, asciende lenta pero segura hacia Courniou, su destino para pasar la noche. Tras haber reservado previamente una noche en una de las bonitas habitaciones de huéspedes del municipio, podrá cenar, por ejemplo, en el Auberge des Acacias para degustar su famoso pollo con colmenillas, su tripou o su foie gras casero.
La etapa del día no es muy difícil (30 km en bici) y va casi siempre cuesta abajo, así que aproveche para pasear tranquilamente y detenerse donde prefiera. La primera parada será Labastide-Rouairoux a la que se llega tras salir del largo túnel de la Fenille (766 m de longitud). Aquí el paisaje cambia radicalmente, ya que ahora está bajo la influencia oceánica y la vegetación, exuberante, anuncia un clima más húmedo. Zambúllase en el nostálgico ambiente del Museo Textil, una antigua fábrica que le mostrará el brillante patrimonio industrial de este valle, hoy en día desaparecido. Podrá asistir en exclusiva al funcionamiento de la maquinaria pesada. Tac-tac, ¿escucha el sonido de la lanzadera? Unos kilómetros más adelante, abandone la pista para dirigirse a Albine con sus verdes prados... y su granja de cabras, la granja de la Carlarié. Allí descubrirá todos los pasos de la elaboración de un delicioso queso local: el Cabri d'Oc. ¡Ñam, ñam! ¡Mazamet, Mazamet, última parada! Y para disfrutar de una apacible noche, dispondrá de múltiples opciones.
Desde Mazamet, el tren le conducirá hasta Castres en 45 minutos. Allí podrá descubrir algunos de los lugares más destacados antes de volver a subirse a la bici para descubrir otra vía verde: Le Chemin des Droits de l’Homme. Esta ruta de unos cuarenta kilómetros que no tiene dificultad serpentea por la campiña del Tarn, pasando por Lautrec otro «Pueblo más bello de Francia». Suba al molino para hacerse un selfie de recuerdo, visite los puestos de los artesanos creadores del pueblo... Aquí se encuentra en el corazón geográfico de la región de Occitania (¡sí, lo hemos comprobado!). Unos cuantos kilómetros más adelante se alza, como un faro, el impresionante campanario de la catedral de Santa Cecilia de Albi ¡de la que se dice que es el edificio religioso de ladrillo más grande del mundo! ¡No deje de visitarla! Para la tarde (y la noche), confíe en su instinto. ¡Aquí abundan los buenos restaurantes y los alojamientos con encanto!
En esta última etapa, descubrirá (y se maravillará) con el valle del Tarn. Aquí todo evoca a la Toscana… francesa, desde los pinos parasol y los campos infinitos de viñedos, hasta las bastidas y pequeños pueblos ubicados directamente en la roca y las hermosas residencias palladianas. A lo largo de esta ruta ciclista 46 kilómetros (3 horas sin las paradas) y en las cercanías, podrá detenerse, entre otros, en Gaillac (para paladear una copa de vino en la Maison des vins de Gaillac o en el castillo de Tauziès), L'Isle-sur-Tarn (una típica bastida con una bonita plaza con soportales) o en Rabastens (la iglesia de Notre Dame du Bourg, declarada Patrimonio Mundial de la Unesco), donde el mero hecho de sentarse en la terraza de un café bajo los plátanos es una experiencia que no debe perderse.
Una vez en Saint-Sulpice, súbase a un tren rumbo a Toulouse, el trayecto solo dura 32 minutos, tiempo suficiente para poner en orden sus cosas y llegará a destino. Ya solo tiene que instalarse en el Hôtel Albert 1er (con el sello «Accueil vélo») y fundirse con la multitud de tolosanos que se dedican a arreglar el mundo en la terraza de uno de los cafés que bordeanla famosa Place du Capitole, centro neurálgico de la ciudad rosa y final de este Fabuloso Viaje. ¡Además es perfecto, porque su hotel se encuentra a tan solo 100 metros!
¿Cómo llegar?
Tu itinerario con